El reino de un niño

Mi mirada fluctúa mirando a través de la espesura. La luz torna la realidad en una mentira mientras las danzarinas sombras me distraen. Ante mí, de nuevo, se deja ver un camino sinuoso.

Mi espíritu reparado con luces de neón está agotado. 

Mi vida titila como el fulgor de una supernova en el infinito. 

Mi corazón arde, una llama negra, violenta y tierna. 

Tengo que seguir hacía mi torre oscura, tengo que ver que hay allí arriba. 

Su fuerza me atrapó hace años.

Hoy pertenezco a los colores de sus pinceles.

Soy el esclavo del sueño de un niño. 

Y cuando me miráis, ¿qué ven vuestros ojos?

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